-- ¿Crees que podré olvidarme de él algún día? Me está rompiendo el corazón...
-- Pues no pienses en él.
-- Te comprendo... A mi me pasa lo mismo, pero con tigo.
Alzé la cabeza y lo observé, sorprendida... tal vez. Tenía el rostro sereno y una sonrisa apareció en él. Me acarició la cara y yo agarré su mano. Le quería, ahora lo comprendía.
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