
Ruido, pisadas y carcajadas. ¿Qué coño pasaba? No veía nada, pero escuchaba unas pisadas fuertes como si alguien corriendo. Un agitar de llaves llegó hasta mis oídos y me giré para ver una mano agarrándome el brazo. Mierda, me habían pillado. Cerré los ojos, el ruido había cesado pero una respiración agitada se situaba a mi lado. Abrí los ojos. Vale, no estaba en el pasillo. Veía una figura alta, más alta que yo, y fuerte. ¿Quién era? ¿Qué podía hacer? ¿Gritar? ¿El conserje? No, el conserje no era... Demasiado alto y fuerte, para un viejo. Gritar era demasiado arriesgado, se podía decir que me había salvado de las llaves del conserje.
--Gracias - susurré.
¿Qué más le podía decir a alguien del que no sabía nada? Comencé a fijarme en la estancia, era uno de los armarios que se situaban en los pasillos del internado, pequeño e incomodo, pero un buen escondite al menos.
[Continuará...]